Jorge Pascua, de 1º ESO D ha escrito este escalofriante cuento. ¿ Te atreves a leerlo?
LA RESISTENCIA
Era el 2021 y unos científicos locos habían creado unos
zombis, pero a los científicos se les fue de las manos y los zombis se
volvieron inteligentes y aprendieron de los humanos, y gracias a ello
consiguieron escapar matando lentamente a todos los científicos que se les
cruzaban.
Cuando casi toda la Tierra estaba destruida por culpa de los
zombis y casi no quedaban humanos, aún existía una pequeña resistencia en
Cantabria que se llamaba Los Mata Zombis. Esta pequeña resistencia estaba atrincherada
en el instituto Ricardo Bernardo: en ella estaban Ismael, que mataba a zombis con
mesas y sillas; David que los mataba con balones; Pau, que los mataba con un hacha;
y yo, Jorge, el rey, que mataba a los zombis solo con la mirada. El antiguo
grupo de la resistencia en el colegio Aguanaz había fracasado: todos menos yo, que
si no estaría en otra resistencia.
Cuando ya no teníamos casi armas y estábamos cansados y heridos, vino una
oleada de zombis que mató a una persona que iba andando por ahí cortándole las
piernas, sacándole los huesos de las piernas y dejando que se desangrase. La
siguiente persona que murió fue porque yo sin querer le lancé un petardo a los
ojos explotándoselos, y sin poder ver fue
justamente donde estaban los zombis, que le fueron devorando poco a poco hasta
la muerte. Y por último, y no por eso menos importante, un niño que chutó un
balón y fue a por él y el zombi le salto a la cabeza desfigurándole la cara,
abriéndole el pecho y el vientre y arrancándole poco a poco el intestino
delgado y el corazón.
Los zombis estaban muy
cerca de la resistencia, acercándose poco a poco pero sin descanso, yo propuse
una idea y dije: ¿por qué no os vais vosotros donde los zombis y yo me salvo?
su equipo enfadado dijo que no, pero dijo otro que si que podríamos tirar un
zombi herido, así que le ataron las manos y le lazaron y todos los zombis fueron
rápidamente donde estaba devorándole. Yo, mientras, vi que en el sótano del
instituto había un sitio que estaba creado para resistir el ataque de los
zombis, así que por la noche cuando estaban todos dormidos, menos yo, puse un
poco de sangre de zombi donde estaban mis compañeros para que cuando se
levantasen les atacaran, mientras que yo estaba a salvo en el escondite con una
pila de armas, comida, bebida y teléfonos.
Es un libro gracioso en los que encuentro a amigos y a mi hermano, aunque veo que el escritor se ha pasado en algunas partes del libro como en “ el zombi le salto la cabeza desfigurándosela y abriéndosele el pecho y el vientre y arrancándole el intestino delgado y el corazón poco a poco”
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