El regalo... ¿Reflexionamos sobre esta historia?
jueves, 17 de diciembre de 2020
miércoles, 16 de septiembre de 2020
El rey durmiente
Taller de Lengua: la narración oral
Muchas narraciones se han transmitido oralmente de generación en generación, entre ellas los cuentos populares. Estos relatos suelen tener unas características comunes:
-El tiempo y el lugar son indeterminados (sucedió "hace mucho tiempo", o "érase una vez" en algún lugar lejano, que no se nombra).
- A menudo hay elementos fantásticos (aunque no en todos).
- Un personaje se enfrenta con dificultades y las vence gracias a su inteligencia y/o su valor. Finalmente recibe un premio por ello.
Contesta a las siguientes preguntas:
- ¿Sabemos en qué país estaba situado el palacio de la princesa o en qué época vivió?
- ¿Cómo se enteró de la existencia del rey durmiente?
- ¿Qué calzado llevaba la princesa? ¿Por qué?
- ¿Quién era la madre del Sol?
- ¿De qué se alimentaba el Sol?
- ¿Qué relación había entre el Sol y las Estrellas?
- ¿Con cuántas ancianas se encontró la princesa?
- ¿Quién era el hijo de la segunda anciana?
- ¿De qué se alimentaba el aire?
- ¿Quién le dijo al final a la princesa cómo encontrar al rey durmiente?
- ¿Cuánto tiempo pasó la princesa velando el sueño del rey?
- ¿Cuándo se despertó el rey?
- ¿Quién estaba a su lado?
- ¿Qué regalo pidió la princesa al rey?
- ¿Cómo descubrió el rey que la princesa había velado su sueño?
¿Es la princesa valiente o cobarde?
Argumenta tu respuesta a partir del cuento. Tienes que demostrar que es valiente o cobarde partiendo de las acciones del personaje.
Etiquetas:
primer trimestre,
Taller de Lengua
martes, 5 de mayo de 2020
La leyenda de la Tragantía
La
leyenda cuenta que en el castillo de Cazorla habitaba un rey moro que tenía una
hija hermosa y joven. Todo transcurría con normalidad hasta que un día las
tropas cristianas empezaron a avanzar por la campiña con dirección a Cazorla.
Mucho hicieron por detenerlos, pero nadie pudo. Una tarde entró en el castillo
un espía llevando consigo una mala noticia para el rey: el numeroso y bien
equipado ejército cristiano estaba a un día de distancia. El rey sabía que no
estaban preparados para resistir el ataque, por lo que, tras mucho reflexionar,
tomó la decisión que había estado temiendo desde hacía mucho tiempo: abandonar
el castillo y volver a él una vez los cristianos se hubieran marchado. Todo el mundo dejaría atrás la
fortaleza. Todos excepto una persona: su hija. Su intención era evitar que la joven fuera ultrajada y hecha
esclava si los capturaban en campo abierto durante la huida.
Así
pues, el rey mandó llamar a su hija y le comunicó su idea: "Te quedarás
escondida en el sótano secreto hasta que nosotros volvamos, cuando ellos se
hayan marchado. No te preocupes, ahí estarás segura".
Al alba, dejó a su hija en una pequeña y
secreta habitación subterránea, en el lugar más profundo y recóndito del
castillo. Tras llevarle suficiente alimento para pasar allí varias semanas, cerró la
entrada con una losa ayudado por cuatro soldados. El tiempo apremiaba,
presentían que el enemigo estaba ya cerca. El rey miró hacia atrás, al lugar
donde dejó su corazón, lo que provocó que resbalara una lágrima hasta
el fondo de su alma.
Salieron corriendo, alejándose de allí,
pero, al poco tiempo, se vieron sorprendidos por el ataque del ejército
enemigo. Las flechas caían sobre ellos como fuertes gotas de agua
durante una tormenta. Los cuatro jinetes y el rey murieron, llevándose
con ellos el secreto del castillo de la Yedra.
El ejército cristiano llegó a Cazorla y
se instaló en el deshabitado castillo, de donde no se marcharon jamás.
Pasaban los días y las semanas, y la
hija del rey se quedó sin comida. Para no morir de hambre, la joven
bebía el agua que se filtraba por la tierra y comía los insectos que
llegaban a través del subsuelo a la estrecha habitación. Era tal la humedad de
las paredes que empezaron a adquirir un aspecto viscoso. La hija del rey apenas
podía moverse por el reducido espacio de la habitación y con el tiempo sus
piernas empezaron a unirse, adquiriendo una forma alargada y redondeada, y a
recubrirse con escamas similares a las de los reptiles. Durante esta
metamorfosis, la joven princesa lanzaba aterradores alaridos que
aterrorizaban a los nuevos habitantes del castillo y a todos los vecinos de
Cazorla cada noche.
Y desde entonces, en la noche de San
Juan, los niños de Cazorla se van pronto a la cama para dormirse antes de que
el reloj dé las doce campanadas de la medianoche, por miedo a que se cumpla la
letra de la canción que todos conocen:
"Yo soy la Tragantía,
hija del rey moro,
el que me oiga cantar
no verá la luz del día
ni la noche de san Juan".
jueves, 20 de febrero de 2020
Fábula de los tres hermanos
Había una vez tres hermanos que viajaban a la hora del
crepúsculo por una solitaria y sinuosa carretera. Los hermanos llegaron a un
río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a
nado. Pero como los tres hombres eran muy diestros en las artes mágicas, no
tuvieron más que agitar sus varitas e hicieron aparecer un puente para salvar
las traicioneras aguas. Cuando se hallaban hacia la mitad del puente, una
figura encapuchada les cerró el paso.
Y la Muerte les habló. Estaba contrariada porque acababa de
perder a tres posibles víctimas, ya que normalmente los viajeros se ahogaban en
el río. Pero ella fue muy astuta y, fingiendo felicitar a los tres hermanos por
sus poderes mágicos, les dijo que cada uno tenía opción a un premio por haber
sido lo bastante listo para eludirla.
Así pues, el hermano mayor, que era un hombre muy combativo,
pidió la varita mágica más poderosa que existiera, una varita capaz de hacerle
ganar todos los duelos a su propietario; en definitiva, ¡una varita digna de un
mago que había vencido a la Muerte! Esta le ofreció al instante una
varita elaborada con la madera de un saúco cercano.
A continuación, el hermano mediano, que era muy arrogante,
quiso humillar aún más a la Muerte, y pidió que le concediera el poder de
devolver la vida a los muertos. La Muerte sacó una piedra de la orilla del río
y se la entregó, diciéndole que la piedra tendría el poder de resucitar a los
difuntos.
Por último, la Muerte le preguntó al hermano menor qué
deseaba. Este era el más humilde y también el más sensato de los tres, y no se
fiaba de la Muerte. Así que le pidió algo que le permitiera marcharse de aquel
lugar sin que ella pudiera seguirlo. Y la Muerte, de mala gana, le entregó su
propia capa de invisibilidad.
Entonces la Muerte se apartó y dejó que los tres hermanos
siguieran su camino. Y así lo hicieron ellos mientras comentaban, maravillados,
la aventura que acababan de vivir y admiraban los regalos que les había dado la
Muerte.
A su debido tiempo, se separaron y cada uno se dirigió hacia
su propio destino.
El hermano mayor siguió viajando algo más de una semana, y al
llegar a una lejana aldea buscó a un mago con el que mantenía una grave
disputa. Naturalmente, armado con la varita de saúco, era inevitable que ganara
el duelo que se produjo. Tras matar a su enemigo y dejarlo tendido en el suelo,
se dirigió a una posada, donde se jactó por todo lo alto de la poderosa varita
que le había arrebatado a la propia Muerte, y de cómo se había
vuelto invencible gracias a ella.
Esa misma noche, otro mago se acercó con sigilo mientras el
hermano mayor yacía en su cama, le robó la varita y,
por si acaso, le cortó el cuello.
Y así fue como la Muerte se llevó al hermano mayor.
Entretanto, el hermano mediano llegó a su casa, donde vivía
solo. Una vez allí, tomó la piedra que tenía el poder de revivir a los muertos
y la hizo girar tres veces en la mano. Para su asombro y placer, vio aparecer
ante él la figura de la muchacha con quien se habría casado si ella no hubiera
muerto prematuramente.
Pero la muchacha estaba triste y distante, separada de él por
una especie de velo. Pese a que había regresado al mundo de los mortales, no
pertenecía a él y por eso sufría. Al fin, el hombre enloqueció a causa de su
desesperada nostalgia y se suicidó para reunirse de una vez por todas con su
amada.
Y así fue como la Muerte se llevó al hermano mediano.
Después buscó al hermano menor durante años, pero nunca logró
encontrarlo. Cuando este tuvo una edad muy avanzada, se quitó por fin la capa de
invisibilidad y se la regaló a su hijo. Y entonces recibió a la Muerte como si
fuera una vieja amiga, y se marchó con ella de buen grado.
Y así, como iguales, ambos se alejaron de la vida.
J.K. Rowling
lunes, 27 de enero de 2020
El pintor de las neuronas
Comenzamos a trabajar con El pintor de las neuronas, de Vicente Muñoz Puelles. Necesitamos algunas ideas claras, así que empieza rellenando este cuestionario .
jueves, 16 de enero de 2020
El tesoro soñado
Hoy vamos a leer un cuento oriental, procedente de Las mil y una noches. Su título es El tesoro soñado.
El tesoro soñado 1
El tesoro soñado 2
El tesoro soñado 3
El tesoro soñado 1
El tesoro soñado 2
El tesoro soñado 3
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